A diferencia de una vivienda construida de forma tradicional desde cero en un terreno, los paneles sándwich que componen nuestras casas prefabricadas se «producen» en una factoría, para luego trasladarse por piezas para su montaje definitivo en su emplazamiento final.
La prefabricación en un entorno industrial controlado aporta varias ventajas respecto de la construcción tradicional: entre otras, se minimizan los errores de ejecución, se desperdicia menos material y se asegura mejor el aislamiento y la eficiencia energética de la envolvente. De hecho, muchos expertos apuestan por este tipo de hábitats para «descarbonizar» el sector de la construcción, responsable del 40% de las emisiones contaminantes
Por otro lado, los plazos de realización se acortan sensiblemente respecto de una casa convencional. La mayor parte de ese tiempo se destina a la producción en fábrica, requiriéndose tan solo unas pocas semanas para los trabajos de montaje y finalización en el emplazamiento final. Este tipo de casas son una alternativa perfecta a la vivienda tradicional.